
Mi primer día del padre pasó...
y echo la vista atrás y no quiero olvidarme de nada.
El camino recorrido hasta aquí ha sido el perfecto,
perfecto porque me ha llevado a tener todo
lo que siempre deseé,... y un poquito mas.
La mujer a la que quise desde que la vi a los 16,
los mejores padres del mundo, mi abuela de cuento,
una familia ideal, unos amigos que aceptan mis cosas
y que no me pueden hacer sentir mas afortunado,...
Y ahora un niño,
un proyecto definitivo en común con la persona
que mas quiero en el mundo,
con mi día y mi noche, mi definición de dulzura.
El hijo de Paula y Pez, Jose y Paula,
Pablo, dueño de las agujas del reloj,
esa personita que hace que el tiempo se pare
cada vez que esboza una sonrisa
o balbucea un "gaaa" de los
que ya nos regala a diario.
Y sólo quiero no dejar de ser digno de tanto,
no caer en la comodidad, quizás la costumbre o,
mejor dicho, el olvido de las buenas costumbres...
granito a granito, día a día...
cuidar lo importante, cuidar a mis importantes.
Últimamente tengo la impresión de no estar cumpliendo,
de no estar a la altura,
de llegar siempre tarde,
de no llegar,
de cambiar seda por lija en algunas de mis reacciones,
de no mimar a quien lo merece todo siempre,
de olvidarme de que yo voy después,
de dar por sentadas cátedras que no lo son, porque
son tantas las cosas a hacer y tan corta esta vigilia...
que los días parecen mas cortos, al igual que mis abrazos
y mis listas de objetivos cumplidos.
Maldito reloj...cultivo sonrisas pero no siempre
tengo la cosecha que me gustaría.
Porque siento que no hay día que no quede mal con alguien
o semana en que note como alguien se aleja un pasito mas allá...
Aún no se como evitarlo, pero pienso aprender.
Pasó mi primer día del padre,
y me siento feliz por tenerlo todo
y frustrado por sentirme en deuda por tanto,
sigo buscando mi equilibrio.
Voy a seguir creciendo y mejorando para Paula y Pablo.