lunes, 28 de agosto de 2017

28 de Agosto

Ha sido un fin de semana abrasador, no por el calor propiamente dicho, sino por la humedad relativa en el ambiente.... el aire era tan denso que parecía gelatina respirable.
Como sigo convaleciente de mi rodilla, y no puedo correr, he aprovechado para descubrir rutas con mi bicicleta.
Todo está tan seco que ha sido como pedalear por el desierto.
Matojo bajo seco y piedras, en un lugar en la que ni las chicharras cantan aunque si me he encontrado con algún halcón despistado.



Unos dirán que es un paisaje feo, pero a mí me encanta, también me relaja este tipo de denostracion de fuerza devastadora de la madre naturaleza.



El domingo pase por una zona de pinos y me fijé en que ya tienen un tomo verdoso claro, casi flúor en las copas de las ramas, como si buscasen vida en el cielo, como sonriendo a la lluvia para que les visite.



Al final he rodado 125 kilómetros en tres días, he nadado 3 kilómetros y he añadido algo de gimnasio y Yoga, ha sido un gran fin de semana.

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