No estoy pasando mi mejor momento,
hay temas fundamentales con los que, por
primera vez desde hace muchísimo tiempo
no disfruto, lo que hace que tenga la autoestima
un poco tocada, la verdad.
Se me cierran los ojos mientras escribo y
tengo la sonrisa cerrada por vacaciones, son
muchos pequeños detalles, copos que juntos,
sumergen mis días en una especie de pelota
gigante de nieve que arroya un poquito mas
cada minuto esta exitencia de pez espiral.
En este clima de desasosiego, encuentro mi paz
fundamentalmente en abrazos, miradas y sonrisas
y también en mis zapatillas.
Quizás una de las sensaciones que mas me gustan
en el mundo es correr de noche por la playa un día
de frío.
Esta noche he salido a correr bajo la constelación
de orión, por la arena, junto a un mar en aparente
calma, iluminado, al igual que la silueta de los montes
a lo lejos, por la luz de una luna casi llena,
sintiendo el frío externo desde mi calor interno,
ajeno a temperaturas, existencias paralelas o tiritonas,
poniendo el clima a mi momento perfecto.
Es por estos ratos por los que soy un yonki del deporte,
porque creo que casi nada en la vida me lleva hasta donde
esta existencia de zapatillas y luna consigue transportarme
a veces.
Sin tener muy claro si me acerca o me aleja, sólo se que
me gusta y jamás podré vivir ya de otra manera.
Hoy empecé despacio y acabé corriendo 3'5 kilómetros de arena
en menos de 15' con sonrisa, relajado.Total 9'3 k en 45', un lujo.
Ahora me siento mejor, aunque no quiera levantarme mañana.
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