un extraño síndrome de abstinencia me invade,
cuando tras unos días, no he subido ninguna
montañita en mis escapadas.
Estoy enganchado a subir,
quizás porque nada me duele subiendo,
quizás porque voy mas lento, tengo menos prisa,
o simplemente mas tiempo para observar,
para empaparme de vida, de entorno,
para amar aún mas si cabe la carrera.
Estoy enganchado a subir,
a dejar detrás la humedad,
a sentir el frío seco en invierno,
o quizás la brisa en verano,
enganchado a invadir de forma torpe el silencio armónico de las montañas
con los chasquidos de las piedras tras mis torpes pasos, a veces descalzos.
Vista desde la Serra Grosa Hoy a las 9:30 am |
a parar, a observar, a sentirme pequeñito,
a tomar tierra estando mas cerca del cielo,
a las noches estrelladas,
a acercarme un poquito mas a las estrellas,
y cerrar los ojos, y escuchar,....
escuchar el silencio, oirlo todo y sentir,
como la vida corre por mis venas como un potro desbocado,
atolondrada tras las pulsaciones alegres de un jinete o corazón compañero.
Una mañana cualquiera por el cabo |
a intentar ir un poco mas lejos, mas alto, sin prisa,
con menos ropa, buscando intensamente la sensación
de estar vivo, vivo, vivo.....
Este año corrí una ultra de 93 kilómetros en enero,
y me gustaría tener el privilegio de porder hacer otra de 80 en marzo,
otra de 115 en mayo y una última de 60 acompañando en su debut montañero
a mi maestro triatleta en junio, todas de montaña, todas subiendo mucho,
ninguna con prisa, ....
Espero que estemos un poquito mas cerca ahora,
espero coincidir contigo al lado en alguna salida,
tienes garantizado que vale la pena, mas allá de estas tristes letras.
2 comentarios:
Bienvenido amigo
Gracias Maestro
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