martes, 21 de septiembre de 2010

Va de metas

Jamás olvidaré mi primera llegada a un IronMan.
Fue en Lanzarote, en 2003.
Recuerdo esa grada inmensa, ese speaker, banderas,
gritos, música, pompones…
Es una imagen brutal que tengo grabada para siempre
y que creo que todo el mundo deb experimentar, por lo
menos, una vez en la vida.
El IronMan era un gran evento en familia.
Eso ha ido cambiando y el gran evento, cada vez se ha hecho mas
grande, y con ello, la familia ha crecido.
Y eso conlleva cosas buenas y cosas malas, cada uno sabe cómo le ha
afectado.

Sin entrar a valorar si ahora es mejor o peor que antes,
quisiera hablar de lo que yo siento respetando, por encima de
todo, a todo tipo de opiniones.
A mi me encantan los retos, que yo los entiendo como la ultradistancia,
ya sea corriendo, nadando o haciendo triatlón, pero, a día de hoy,
disfruto mas haciendo “mucho rato y poco ruido”, porque el ruido,
ya lo he probado,... y ahora, digamos que me interesa menos.

Agradezco una grada, pero sólo una,…mas me sobrepasan o,
digamos que no las entiendo.
Quizás por eso disfruto ahora tanto con la montaña,
porque aún es pequeña y pura, quizás animal.
Quizás por eso haya tomado también la determinación
de no correr mas IronMan “pata negra” por un tiempo.

Me apetece mas esa vuelta al espíritu de lo que sentía en mis primeras carreras,

-Esas en las que todos nos abrazábamos y nos deseábamos
buena suerte porque éramos pocos.
-Esas en las que era raro quien sabía lo que hacíamos.
-Esas en las que las metas eran tan discretas como enormes
para cuantos intentábamos cruzarlas.

ESO que me enamoró, es lo que persigo y perseguiré mientras tenga uso
de razón y energía para hacerlo, entrenando cada día (sobre todo,
creo que es el principal activo de esta filosofía) y compitiendo
cuando pueda permitirmelo.

Este sábado crucé una meta en Forna un pueblo pequeño
del interior de Valencia.
Creo que nuestras caras lo dicen todo, ESO es lo que busco.






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